Un importante sector de la
sociedad que tendrá que convivir cada día con estereotipos, tópicos y clichés
fruto -en su mayoría- de un gran desconocimiento.
Los trabajadores con
Enfermedad Mental son el colectivo con discapacidad con mayor tasa de paro.
En ese sentido, el objetivo de este artículo es continuar promoviendo la
incorporación laboral de este colectivo a través de una serie de
recomendaciones, poniendo el foco en los procesos de selección y en la fase de
acogida en el puesto de trabajo.
Es innegable que existen falsas
creencias sobre los trabajadores con esta discapacidad que influyen
directamente en sus oportunidades laborales.
El estigma sobre la empleabilidad
de este colectivo hace que bulos se conviertan en falacias. Supuestas bajas
laborales o cambios impredecibles de comportamientos que dan pie a conductas
problemáticas en el ámbito laboral son algunas de las falsas realidades más
comunes que vienen a la cabeza cuando se menciona la enfermedad mental.
El contexto laboral actual es complejo y cambiante y ello supone un
impacto real en la población laboral activa. Y no es para menos. Nos
encontramos ante un escenario de contratación que implica contratos precarios,
subcontrataciones e inseguridades en el empleo, el incremento de la carga de
trabajo bajo una mayor presión en el ámbito laboral, mayores exigencias sobre
menor número de trabajadores, así como un continuo desequilibrio y conflicto
entre la vida laboral y personal.
Todos estos cambios han originado
nuevos riesgos psicosociales en el trabajo que afectan a la salud. La OMS
define la Salud Mental como “un estado de bienestar en el cual el individuo es
consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de
la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer
una contribución a su comunidad”.
Como señalaba Pedro R Gil-Monte
en su artículo "Riesgo Psicosociales en el trabajo y salud
ocupacional", los riesgos psicosociales originados por la actividad
laboral pueden estar ocasionados por un deterioro en las características de la
tarea, del empleo y de la organización del tiempo de trabajo.
Todo ello nos lleva a plantearnos
si es posible diseñar estrategias de afrontamiento que influyan directamente en
los criterios de empleabilidad establecidos sobre las personas con enfermedad
mental, centrándolo en las características de la organización de trabajo y no
en las características de la persona con discapacidad.
Un nuevo planteamiento que nos
ofrezca una perspectiva “Out-of-the-box”, o como se conoce en el ámbito
creativo, fuera de todos los principios establecidos.
Mi recomendación principal es eliminar las fuentes de riesgo. Para
ello es importante que los departamentos de Recursos Humanos presten especial
atención en evaluar y controlar las características de la organización,
realizar modificaciones si estas generan riesgos y utilizar metodologías
basadas en el principio de prevención en el origen.
Plantear estrategias reales y
plausibles que garanticen una buena adecuación y mantenimiento del puesto de
trabajo es el primer paso. Por eso debemos
apostar por el análisis del trabajo e información de las tareas definidas con
claridad, la flexibilidad del diseño del puesto de trabajo (fórmulas de
contrato, horarios etc), así como establecer apoyos naturales por parte de un
supervisor interno como herramienta de integración laboral. Todo ello sin
perder de vista una necesaria optimización del proceso del periodo de acogida
en todas sus fases, la devolución periódica del
desempeño o la revisión regular de los apoyos en cuanto al número,
calidad, y variedad.
Recordando las palabras de
Arantxa Calvo Moyano en su artículo “La acogida del personal en la empresa”,
cabe señalar que una fase de integración en el puesto de trabajo mal planteada
o improvisada puede convertir a un empleado cuidadosamente reclutado y
seleccionado en una estadística de rotación.
Con todo ello, la pregunta que
realmente debemos plantearnos para comenzar a construir los pilares de una
sociedad que apueste por la igualdad de
oportunidades laborales sin que constituya una utopía es cuál es el
verdadero motor capaz de llevar a cabo estos cambios.